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Cocina molecular

Un laboratorio en la cocina

 

Todos los seres vivos debemos alimentarnos y, por lo general, a todos nos gusta comer. Y bien, podría decirse, literalmente, que podríamos comer casi cualquier cosa y de cualquier modo para sobrevivir. Sin embargo, la cocina se ha convertido en una ciencia. Hoy hablamos de cocina molecular.

 

La comida, la materia prima

 

Es más que sabido que todos los alimentos tienen una serie de componentes que son los que les dan su valor nutricional. Los medimos en carbohidratos, proteínas, grasas, vitaminas. Y al final, si lo vemos en términos puramente científicos y matemáticos, cada platillo es un número, una ecuación, un resultado.

Estos componentes no son exclusivamente de carácter nutricional dentro del punto de vista alimenticio y de salud. La apariencia y contextura de cada alimento varía según sus características naturales. Es aquí cuando empezamos a hablar de un arte a partir de los juegos químicos de la comida.

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Procedimientos y mezclas

 

Las batidoras, las licuadoras, los hornos, son elementos equivalentes a las probetas, los cubiletes y las pipetas en los laboratorios de química. Y es que, si le preguntamos a cualquier químico o chef, la cocina es eso: pura química..

La gelificación, las emulsiones, las espumas son elementos innovadores dentro de la denominada gastronomía molecular, y las posibilidades son infinitas para sorprender.

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¡Cuidado! Material explosivo!

 

Ahora bien, si hay algo que decir, es que la cocina molecular, aunque nos da millones de posibilidades, no nos garantiza siempre los mejores resultados. Es algo así como la preparación del pez globo, solo muy pocos chefs son capaces de lograrlo a la perfección. El resto son homicidas.

Hay que recordar que, fundamentalmente, nuestra materia prima es en este caso nuestro alimento y por ello las consecuencias las asumimos esencialmente nosotros. Y cuando hablo de explosivos no me refiero a la dinamita de unos fríjoles pesados y mal equilibrados con algún lácteo. Los procedimientos de preparación gastronómica deben ser precisos y cualquier error puede generar graves problemas.

 

Disfrutemos pues de otra de las maravillas de nuestro tiempo… la cocina molecular y su universo de sabores y posibilidades.

Una alternativa técnica de gastronomía se hace cada vez más popular en los restaurantes de Bogotá. La cocina molecular también conocida como tecnoemocional o de vanguardia creada en 1988 por el físico inglés de origen húngaro, Nicholas Kurti. 

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